St Peter’s Pool

El jueves por la mañana me he quedado un poco bastante dormida, aunque en cierto modo lo he hecho a posta… jaja. Eso sí, ha sonado el timbre y me he dado cuenta de que ya no iba a poder dormir más. Eran los nietos pequeños de Rose y Josep, que venían a bañarse en la piscina. He salido a saludarles y he jugado un ratito con ellos. El pequeñín es para comérselo, sólo tiene dos añitos y es una ricura. No paraba de decirme «hello». Me ha recordado mucho a mi primito Victor. Después he ido a la escuela a preguntar por el transfer (el autobús que me lleva de la casa al aeropuerto el sábado) y me han dicho la hora a la que me recoge. Una vez hecho esto, he ido al Beach Club un momento a ver a mis amigos y luego a la escuela a clase. Hoy me lo he pasado muy bien, el profesor cada vez se curra más las clases y después de 3 semanas soy una esponja con el vocabulario. Hemos hecho una especie de encuesta sobre el programa y el viaje en general. Me he reído mucho cuando Fahd me he dado un cacho de su galleta y el profesor nos ha mirado con cara de «no se come en clase», entonces Fahd le ha ofrecido un cachito y el profe no ha dicho que no y se lo ha comido tan feliz jaja. Es genial, me va a dar pena despedirme de él, sobretodo por cómo se ha currado las clases.

Cuando hemos salido de clase hemos ido al supermercado a por provisiones de galletas y patatillas y hemos puesto rumbo a Valletta. Allí hemos cogido otro autobús que nos ha dejado en Marsaxlokk y luego hemos andado una media hora cuesta arriba por un camino horrible de piedras (peor que bajar al tubón), hasta que por fin hemos llegado a St Peter’s Pool. Es un lugar precioso y muy llamativo por las formas redondas de las pozas. Aunque alguno no os lo vais a creer, me he tirado desde unos 6 metros al agua (no os preocupéis que hay un video en la Go Pro que lo demuestra). Ha sido una pasada, eso sí, he caído medio sentada y luego me dolía el culo una auténtica barbaridad… jaja. Hemos estado unas dos horitas haciéndonos fotos, tirándonos y comiendo. Rápido ha empezado a anochecer y nos hemos ido de vuelta. Por el camino hemos oído un ruido espectacular y hemos hecho el amago de empezar a correr pero ha sido gracioso el no saber hacía dónde jajaja. Cuando nos hemos dado cuenta de que eran fuegos artificiales nos hemos reído. Uno de los momentos más especiales de este viaje ha sido ver los fuegos artificiales desde una colina, con Marsaxlokk de fondo y una espectacular puesta de sol. Esas hermosas situaciones que te regala la vida.

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Cuando íbamos bajando por el camino nos hemos dado cuenta de que había fuego, seguramente causado por los fuegos artificiales, pero ya había un camión de bomberos sofocándolo. Una vez hemos llegado al pueblo el ambiente era genial, la iglesia estaba iluminada así cómo las decoran aquí en Malta con motivo de las fiestas populares y el puerto estaba lleno de gente cenando en las terrazas o mayores sentados «al fresco». Ha sido realmente acogedor. Luego hemos tenido algo así como dos horas de camino de vuelta con el lío de los autobuses. Lo mejor es que me ha dejado al ladito de mi casa.

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